11 julio 2010

I miss you

Se puede amar de miles y miles de formas, pero hay una, en especial, que nos hace enloquecer.
Y es que, esa sensación de estar enamorado, de sentir esas mariposas que de la nada, aparecen en nuestro estómago.
Cuando estamos tan enamorados que damos todo al cien por cien, y de repente como si de la nada, aquella persona que permaneció a nuestro lado desaparece.
El pecho nos duele, sentimos rabia, dolor, el llanto sale desgarrado de nuestro pecho como un grito que necesita expresarse.
Te asustas, suplicas para que no sea verdad y te aferras a la mentira, queriendo no creerlo, no pensar "esto no me está pasando a mi"
Cierras los ojos, te sientes durante un segundo bien, pero abres los ojos y vuelves a ver la realidad.
Nos sentimos rotos por dentro, como si nos hubieran sacado el corazón de cuajo, lloras, te mueres por dentro, sientes como poco a poco se desvanece todo a tu alrededor, te sientes sola, sin nadie a tu lado.
Y de repente, aparece una luz, tal vez una pequeña esperanza, a la cual, te aferras con uñas y dientes, con todas tus fuerzas, te desesperas, no quieres perderla, hasta que ves que la tienes.
Serenidad, en el momento que te das cuenta que tienes esa esperanza junto a ti, respiras, sigue doliendo muchísimo, duele como si te desgarraran la piel a tiras, pero en el fondo te sientes bien.