21 marzo 2013

Without a word

Despierta cansada de cada amanecer, del continuo tacto de su piel desnuda con las sábanas, del frío de esa habitación.
Sueña con un día distinto, donde la noche sea su vida; ojos iluminados en la nada; cuerpos que se encuentran sin necesidad de ver.
Esos cuerpos desconocidos comienzan a reconocerse, no tienen nombre, pero si identidad, creada a partir de las manos del otro. Recorren cada rincón, se conocen todos los rincones del otro como si los propios se tratase.

Caderas, Espalda, Pecho, Brazos.

Sólo son miembros separados que desean ser uno.
Se complementan, llenan y satisfacen, pero nunca lo suficiente, a pesar de que siempre dan más de lo que pueden dar. Beben la vida a través del contacto de sus labios, se desean, necesitan y ansían sin conseguir fusionarse del todo.
La noche termina y su reino comienza a deshacerse entre sus dedos como arena. Lamentan la llegada del día, pero saben que al final de este, volverán a encontrarse.