Hoy, me he puesto a recordar cuando solamente con ir corriendo por un parque o el pasillo de tu casa era una de las mayores aventuras que podías vivir.
Saltar desde un columpio, sentirte volar, que tu padre te lleve en sus hombros y sentir que nadie es más alto y fuerte que tú.
Todo es bonito, dulce y pequeño.
Llegar a casa del colegio, tirar la mochila, y correr para sentarte en el salón, apoderarte del mando y ver tus dibujos favoritos.
Que sean las 12 de la noche, seguir despierto y sentirte un rebelde por desobedecer a mamá y pensar lo mayor que eres.
Las cosas se simplifican, agrandan, emboban y son eternas, el tiempo se nos hace inmenso cuando estamos
aburridos, pero, de repente, nos imaginamos que estamos en un nuestro propio mundo y damos riendas suelta a nuestra imaginación, es entonces, cuando el tiempo, tiene la duración de un pestañeo.
Recuerdo, cuando, por la noche, despertaba asustada por una pesadilla y automáticamente, mi manta era un escudo contra los monstruo y mi peluche mi caballero oscuro protector.
Soñar, correr, reír, saltar, gritar, hacerte heridas, ir a clase, cualquier acción era escusa para vivir y disfrutar de nuestra infancia.
© Littledormilona
me ha encantado belén, me ha dejado la piel de gallina, pedazo blog, la verdad es que todo ser añora su infancia;(
ResponderEliminarPrima, hoy me has arrancado una sonrisa =)
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