28 agosto 2012

So far away

Anda sola hacía ningún lado, sus pies la guían sin que su mente haga nada para evitarlo, todo ha terminado, no hay marcha atrás.
Todo, absolutamente todo ha terminado mal, nada de lo que quería se ha cumplido, ningún sueño se mantiene en su corazón, ninguna esperanza que albergar en su alma, todo es oscuridad en un mundo en el que ella no eligió estar.
Su vida, frágil e indefensa, se deja destrozar al ritmo que las lágrimas de sus ojos inundan todo su rostro. Todo es simple, todo está roto.
Nada que solucionar, nada por lo que vivir, sus pies no pueden más, se derrumba.
Sus piernas se encogen y se acurruca en la zona más oscura de la ciudad, la gente pasa a su lado sin mirarla, sin llamarle la atención, una vez más, se da cuenta de que está sola. Su corazón palpita dolorido una y otra vez, sus manos, hartas de eliminar el rastro de su pena, yacen a cada lado de su cuerpo inertes.
Palabras vacías que oyó en un pasado, ya no producen el placebo con el que intentaba mantenerse fuerte.
Todo ella se envuelve en un halo de tristeza, sus ojos, dos cuencas vacías sin vida alguna en ellos. Esa no es la vida que ella quería, ni la que nadie querría tener.
No entiende que porqué sigue en un mundo en el que nadie la necesita. Tal vez sea una mera diversión de dioses que observan su tortura interna como pasatiempo de horas vacías.
Tal vez simplemente no deba estar en ningún lugar, tal vez ella fuera el error por el que su madre lloraba, tal vez ella era la culpable del dolor que se producía por donde ella caminaba, tal vez..
Tal vez debería de desaparecer.
La vida no es justa, pero nosotros mismos tampoco, luchamos por vivir la vida que deseamos, pero no nos damos cuenta que no debemos de luchar, sino de hacer bien nuestras elecciones.
Ella no se podrá salvar, su vida ha terminado, no tiene ningún fin por el que luchar o sonreir, pero, ¿y tú?, ¿te dejarás vencer?.

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