12 noviembre 2013

Hear me

No sabe dónde está, ni lo que siente; su corazón late en sus manos mientras la sangre va fluyendo entre sus dedos acariciando el suelo en un susurro rojo.
Cierra los ojos, nadie parece oír el sonido del latido a pesar de sentir que retumba a su alrededor, todos ignoran el dolor que su alma no quiere dejar de componer por simplezas.
Sus manos empapadas tiemblan a cada pulso, y con ello, su piel va perdiendo el color y la vida.

'¿Nadie puede oírme?' Grita su mente.

Teniendo el corazón fuera nadie la ve herida, ignorar al ser por no variar la comodidad social y ella, poco a poco, resbalándose de la vida.

'¿Nadie puede oírme?' Grita el corazón entre sus manos.

No soporta estar abandonado del mundo y de la esperanza, quiere que deje de doler cada palpitación, y entonces cesa de fluir la sangre de los orificios, ahora simplemente deja salir bocanadas de aire que no reciben oxigeno, se asfixia y mueve la boca en busca de salvación, pero nadie la oye.

'¿Nadie puede oírme?' Un ahogado gemido sale de entre sus labios, apaciguando a su alma que deja de gritar, y a su corazón, que deja de latir.

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