20 junio 2016

Por mi tripa

Lo echo de menos todo. 
El sonido de mi risa contra tu pecho, el tacto de tus manos en mi cuerpo. 
Echo de menos no sentirme presionada por mis propias imposiciones. 
Echo de menos los sentimientos libres y verdaderos.
Paso a paso, duele respirar y sentir. 
Emerjo del agua y me vuelve a hundir otra ola. 
Echo de menos el amor.
Echo de menos el decirte te quiero, el decírtelo de verdad, y no como una verdad a medias. 
Una verdad obligada por la apariencia. 
Por una apariencia que no es nuestra realidad, pero nosotros pretendemos enmascararla como tal.
Echo de menos el echarte en falta a cada rato.
No por costumbre, sino porque quería compartir contigo esos momentos.
Echo de menos dormir sin un nudo en el pecho, que me ahoga, me mata y me hunde contra el colchón.
Un colchón que está harto de lágrimas y lamentos. Harto, de un amor roto y pegado sin cuidad.
Echo de menos que el verte sea una emoción constante y vibrante, una emoción que hacía que mi corazón palpitara y vibrara contra mi pecho sin tregua.
Echo de menos la ilusión,
Echo de menos no ver una fecha de caducidad.
Echo de menos quererte.
No quiero un gran amor, que cree una historia detrás para contar.
No quiero gente que la alabe, o que quiera ser como nosotros.
No quiero ser el ejemplo de nadie, ni la aspiración.
No quiero la perfección, ni un amor incondicional, sin trabas, sin rencillas y perfecto.
Quiero lo nuestro, imperfecto, pero feliz y suficiente.
Echo de menos no querer nada más.
Echo de menos no llorar.
Echo de menos ser feliz.
Echo de menos lo que eramos.
Te echo de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario