14 marzo 2011

Si amaneciera

Han pasado ya numerosos días desde tu ida,
se supone que mi alma debería de estar cicatrizada, en paz.
Mi corazón con mil tiritas, pero arreglado y funcionando como siempre,
que mi felicidad, mis locuras y mis fotos expresan la felicidad de mi vida.
Mi sonrisa amable ante quien la provoca o mi mirada de afecto hacía alguien,
expresan que mi sufrimiento cesó.
Mentira.
Mi alma se encuentra con todas sus heridas abiertas y acurrucada en lo más
profundo de mi cuerpo, escondiéndose de la realidad, de tu realidad.
Las heridas que la surcan, son sangrantes y dañinas, y al mínimo roce,
me doblegan de dolor, al tiempo que las lágrimas acuden a mis ojos.
Cada día me cuesta más levantarme, sonreír, cada día, la vida me da más dolor al
inicial y me destroza un poco más.
Hacías que mi interior saltara, volara, gritara, explotara en mil sensaciones,
cada una mejor que la anterior, y un día, decidiste quitarme lo único que me hacía vibrar,
vivir.
La luz que despedías hacía a mi, esa felicidad y amor, proyectado única y exclusivamente
para mi, se marchó, me dejaste a oscuras, sola, empequeñeciendo mi alma más de lo que
ya era.
Tú olvidas mi recuerdo, la estela que dejé en tu vida, todo lo que quise darte, todos los momentos
dados desde lo más profundos de mi. Yo, lo único que puedo hacer, es rememorarlos
una, y otra vez, en mi mente, haciéndome caer cada vez más, sin poder levantarme,
sin tan siquiera, conseguir olvidarte.
Todo lo comparo a ti, mi felicidad actual, mi dulzura, mis momentos de locura, mi risa,
mis mirada, ya que, contigo, todas eran autenticas, enamoradas, sinceras, abiertas.
Si amaneciera sin ti yo no se que sería de mi, hoy la muerte me ha mostrado ya sus cartas, trato de salir, pero me doy cuenta de que ya es muy tarde, y el amanecer pasó, sin estar junto a mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario